Subida al Pindo (2)

por davidgp el 05/01/2009

Esta es una historia de dolor (en mi culo) y con nieve por el medio, pero empecemos por el principio…

Estas navidades quería hacer alguna rutilla de senderismo para empezar a recuperar la forma después de mi etapa pre-lectura y post-lectura de tesis, también era una buena excusa para hacer algún viaje algo más largo con el coche nuevo. A mí hermano le apetecía subir el Monte Pindo (para una explicación de que consiste la ruta y como llegar hasta allí, mejor lee esta entrada Subida al Monte Pindo) y de paso llamé a una amiga que andaba retornada de Barcelona y le apetecía dar una vuelta por ahí.

La mañana del 27 de Diciembre del 2008 hacía demasiado frío, pero no importaba, el día estaba completamente despejado y prometía ser un buen día para caminar (y con alta probabilidad de que te diese un tirón muscular, pero eso era secundario). Así que después de un café, los tres nos pusimos a caminar, mientras mi hermano me explicaba las mejores formas de sacar fotos en una boda, pero eso es otra historia de la que ya hablaré por aquí.

Subiendo al Pindo con mi hermano y Sandra

Cuanto más alto, más soplaba el viento y la sensación de frío era mayor, a pesar de gorros, bufandas, guantes y demás elementos de abrigo. Cuando encontramos el primer sitio donde comer abrigados allí nos paramos. Y después de la comida las cosas se empezaron a complicar un poquillo. De entrada aparecieron unas simpáticas nubes que amenazaban lluvia. Después nos confundimos de camino y tuvimos que dar media vuelta. Cuando ya estábamos cerca de la cima, empezó a llover, lo que al poco se convirtió en aguanieve (si vale, dije nevar… pero como si nevase…). Así que cerca de la cima empezamos a bajar de nuevo, dado que la cosa no prometía que fuese a parar en unos minutos.

Subiendo al Pindo con mi hermano y Sandra

Y durante la bajada ocurrió. Después de parar unos minutos a mitad de camino (no me acuerdo por qué, tal vez para atarse alguien la bota), al reemprender el camino, sobre una roca que estaba bastante mojada, resbalé y me pegué la culada del año (del 2008), sobre una roca que no era nada blanda. Así que tuve que continuar el resto del camino con dolor en mis posaderas. Menos mal que el asiento del coche para volver a Santiago era blandito…

La ruta realizada

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